Diario de Teruel/
El problema de las drogas ha perdido visibilidad en las últimas décadas, pero sigue latente. Lo demuestra el trabajo de los centros que trabajan con los adictos tanto en Teruel como en Aragón y que participan estos días en unas jornadas tituladas Las drogas, un reto para todos, que organiza por primera vez Centro de Solidaridad de Teruel (CST) y que acaban hoy.
En la tarde de ayer, el salón de actos del Colegio Universitario Pablo Serrano acogió la presentación de estas charlas y las cinco primeras ponencias, en las que se trataron temas como el perfil de las personas con una adicción, las drogas más consumidas, los tratamientos que se aplican a los adictos, el papel de las familias o la prevención de su consumo.
Como explicó Yolanda Polo, psicóloga sanitaria del Centro de Solidaridad de Teruel, el perfil de las personas con problemas de adicción en Teruel se divide en adultos de unos 30 años, con un nivel sociocultural medio, lejos de la idea de marginalidad, y de jóvenes con un inicio de consumo entre los 13 y los 14 años, una edad "tempranísima", según la psicóloga, que proceden tanto de familias estructuradas como desestructuradas, pero en las que el estilo de educación es permisivo.
En el caso de los adultos, las mayoría de las personas que acuden al centro tienen problemas con el alcohol. Lo mismo ocurre en la Unidad de Atención y Seguimiento de Adicciones (UASA) de Teruel, cuyo director, José Antonio Pérez Ortiz, también realizó una ponencia. En su centro, de sus 385 usuarios, 174 de ellos lo son por su causa. "Hay que educar en el consumo responsable", señaló.
"Es una droga socialmente admitida, legal, de muy fácil accesibilidad y barata", señaló Jesús Sánchez, director de la Fundación Centro de Solidaridad de Zaragoza. Además, su consumo ampliamente aceptado hace que sea muy difícil que los adictos reconozcan que tienen un problema. "La patología adictiva en torno al alcohol es cuando está presente en tu vida de forma continua y habitual. Te tienes que dar cuenta de que la sustancia está guiando tu proceso de vida", explicó Sánchez.
Entre los jóvenes, la otra droga más consumida es el cannabis. Un uso que ha aumentado últimamente, aseguró Benito Soriano, fiscal del menor de Teruel. "En los últimos cuatro años nos hemos encontrado con menores que consumen entre cinco y diez porros al día", indicó.
El mayor problema es que está considerada una droga "blanda", por lo que no hay conciencia de los problemas que derivan de su consumo, como una mayor posibilidad de desarrollo de trastornos psicopatológicos como la esquizofrenia, tal y como explicó Yolanda Polo.
En los adultos, también destaca la adicción a la cocaína, que, según explicó José Antonio Pérez, es más difícil de detectar en el entorno social de la persona que la sufre, frente a otras drogas como la heroína.
Entre los adictos, el porcentaje de hombres tratados en Teruel es mucho mayor que el de mujeres. En el caso de la UASA de Teruel, se trata de un 20% de féminas del total las que acuden. Sin embargo, señaló Polo, en el CST tratan a más mujeres con problemas de adicción a los psicofármacos.
Una personalidad adictiva, problemas familiares o económicos, estrés, baja autoestima, insatisfacción y tener amigos o familiares consumidores son algunos de los factores de riesgo para estas personas.En cambio, un ocio saludable, una escala de valores firme y unos lazos afectivos positivos disminuyen la posibilidad de adquirir una adicción.
Falta de percepción
Esta falta de visibilidad ha hecho que la percepción de la problemática de las drogas haya disminuido en las últimas décadas, señaló Pérez. "Antes era la primera preocupación social, ahora no está ni entre las diez primeras", señaló. Sin embargo, el consumo se mantiene, aunque las sustancias hayan cambiado.
Reconocer que se tiene un problema es el paso más difícil y, como indicó, son muy pocos los que lo dan voluntariamente. Por eso Pérez estima que en Teruel solo se atiende al 5% de las personas que lo sufren. Para aumentar este porcentaje, el director de la UASA de Teruel recordó que no se debe encubrir a la persona con una adicción, sino favorecer el contacto terapéutico para que se pueda encontrar una solución.
La familia, fundamental
Todos los ponentes destacaron la necesidad de implicación de las familias de las personas con una adicción. Es por ello que el tratamiento no solo abarca a los adictos, sino también a sus familiares, que suelen ser los que dan la voz de alarma.
En el caso de los menores, es todavía más importante. Cambiar el estilo de educación, que no debe ser ni autoritario ni permisivo, sino asertivo, puede ayudar. Además, en algunos casos las adicciones de los hijos son reflejo de las que sufren los padres.
Acciones de prevención
Para solucionar los problemas con las drogas, lo mejor es que no lleguen a serlo. Por eso es importante la labor de prevención de grupos y asociaciones como el Centro de Prevención Comunitaria, que también participó ayer en las jornadas y que organiza sesiones en escuelas o con padres, o el CST, que realiza actividades como la barra sin alcohol que se instala durante las fiestas de la Vaquilla o la celebración de días mundiales contra la drogadicción.
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