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Fumar hortensias y consumir alcohol de "garrafón" entraña graves riesgos para la salud  (03/03/2014)
Ana de las Heras- ZOOMNEWS/ Hace unos días la prensa europea se hacía eco de una nueva moda entre la población joven de nuestros vecinos del norte: fumar hortensia como si se tratara de marihuana. En la región de Calais (Francia), y en parques y cementerios de Baviera (Alemania) se produjeron robos masivos de estas plantas, lo que dio la voz de alarma sobre la posible aparición de un mercado de estupefacientes sustitutivo de la marihuana. Esta praxis (fumar hortensias) puede tener efectos alucinógenos similares a los canabinoides, pero también muy perjudiciales para la salud porque tanto las hojas (en baja concentración) como las flores (en mayor concentración) contienen hidragina, un glucósido pariente del cianuro. Precisamente, cuando se produce la combustión, tanto de las hojas como de los tallos de las hortensias, se origina cianuro de hidrógeno, un componente muy venenoso que puede ser letal. Hasta el punto, que es uno de los elementos presente en el gas ciclón empleado por los nazis para el exterminio judío. El consumo de alcohol adulterado está produciendo un elevado fraude fiscal, competencia desleal y un alto coste sanitario al Estado como consecuencia de las intoxicaciones En España, no se ha constatado que exista una práctica similar. Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD), quita importancia a este hecho. “No sé si fuman hojas de hortensia. Si fuman hojas de hortensia pues como si se comen un geranio, es que no son drogas ilegales. No son drogas. Las drogas ilegales son las que están relatadas y reseñadas en los convenios internacionales y en Naciones Unidas y son las que se contemplan. El que un señor en su casa tenga una hortensia y se fume la hortensia pues nadie dice nada porque no existe, ¿está prohibido fumarse las hortensias? No, porque no existe como droga ilegal. Primero es un tema insignificante y segundo es tan anecdótico que el dato no tiene ningún valor, de ningún tipo”. Lo que sí tiene importancia para Calderón es la tendencia en el consumo de alcohol entre la población más jóven de nuestro país. El plan nacional presentará en los próximos días la encuesta estudes, realizada a jóvenes entre 14 y 18, y ahí es donde se verá la evolución. Las últimas encuestas publicada reflejaban un repunte significativo en el consumo del “alcohol de atracón”, es decir, un incremento de las borracheras en fines de semana. “Esto tuvo un crecimiento muy importante en la última encuesta, y lo demás, cocaína, cannabis y drogas de síntesis estaban en cifras o iguales o con alguna pequeña bajada”, apunta el director general de la FAD, quien considera que es muy posible que la tendencia del consumo de alcohol a modo de atracón los fines de semana se mantenga. Un estudio publicado recientemente por el Instituto de Estudios Estratégicos (ThinkCom), adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por el catedrático Ubaldo Cuesta, pone el punto de mira sobre otro asunto preocupante en cuanto al consumo de alcohol adulterado, conocido popularmente como “garrafón”. Según este estudio, la falta de poder adquisitivo como consecuencia de la crisis económica es una de las causas de que el 5% de los jóvenes entre 14 y 34 años consuma alcohol irregular, es decir, adulterado o adquirido a través de puntos de venta ilegales. El principal problema, según Ubaldo Cuesta, es que esta práctica está produciendo un elevado fraude fiscal, una competencia desleal y un elevado coste sanitario al Estado como consecuencia de las intoxicaciones que se producen con el consumo abusivo de estas sustancias. La obtención del denominado “garrafón” se puede hacer de dos maneras: rebajando el producto con agua, o adulterarlo con alcohol metílico o industrial. Ambos procesos constituyen un fraude. En el caso del segundo, es también un delito contra la salud pública. Ingerir una bebida alcohólica adulterada puede conducir rápidamente a un estado de embriaguez aunque no se hayan bebido grandes cantidades De acuerdo con este estudio, en la población no existe una conciencia clara de los daños para la salud que entraña el consumo de alcohol adquirido de forma ilícita. Sin embargo, estos riesgos pueden ser enormes. Ingerir una bebida alcohólica adulterada puede conducir rápidamente a un estado de embriaguez aunque no se hayan bebido grandes cantidades. Además, puede dar lugar a dolor de cabeza, molestias gástricas, quemazón en la garganta, náuseas, e incluso afecciones graves que dañen el cerebro o el hígado, pudiendo ocasionar la muerte. Dada la gravedad del asunto, Cuesta insta a las autoridades españolas a la necesidad de incrementar las medidas de inspección y control, así como de fomentar la corresponsabilidad social, es decir, educar “entreteniendo” a la sociedad sobre estos peligros. Algunos consumidores ya han llevado a cabo movimientos de condena y repulsa hacia esta práctica. Uno de los pioneros fue José Ignacio Díaz, quien creó guiagarrafón.com, una web que permite denunciar, mediante votos negativos, a bares, discoteas o pubs de la geografía española que, a juicio de los consumidores, sirven “garrafón”. El éxito de esta iniciativa se ha transformado en una App para todo tipo de smartphones que permite conocer la calidad de las bebidas alcohólicas y el precio que se debería pagar por ellas
 
 
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