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El cannabis es la tercera sustancia por la que se demanda tratamiento en Proyecto Hombre y la primera entre los más jóvenes (09/05/2016)
La Asociación Proyecto Hombre presenta hoy en Madrid las XVIII Jornadas sobre adicciones “Mitos y realidades sobre el cannabis”. El uso de esta sustancia ha evolucionado en los últimos años, pasando de no resultar apenas objeto de atención clínica, a ser uno de los mayores desafíos de la intervención en adicciones, principalmente entre los jóvenes. El cannabis se ha convertido en la primera sustancia de referencia de la mayoría de casos de jóvenes que buscan ayuda en nuestros dispositivos. “El consumo de cannabis se está convirtiendo en un ritual de iniciación propio de la adolescencia. El problema es que, con la normalización de esta conducta, están bajando las edades de inicio de consumo”, explica Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre. En 2013 la edad de inicio estaba en torno a los 14 años, pero según datos de las personas en tratamiento Proyecto Hombre, han aumentado los casos en los que el proceso de iniciación se da a los 12 o 13 años. El consumo precoz conlleva riesgos en la adolescencia, tanto para la salud como para las relaciones sociales El consumo de abuso y crónico de cannabis tiene riesgo porque puede derivar en efectos que ejercen sobre el sistema nervioso central a largo plazo. Estos efectos afectan especialmente sobre los momentos más críticos del desarrollo cerebral, es decir, en la adolescencia. Principales efectos que se detectan en el perfil del consumidor de cannabis de Proyecto Hombre: El síndrome amotivacional, problemas en las actividades y relaciones interpersonales, déficit en cuanto a la gestión y organización del tiempo, apatía, llegando en ocasiones la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. También se dan síntomas de hiperactividad, impulsividad y trastorno límite de personalidad. El 25% de las personas entrevistadas para un estudio de Perfil socio demográfico realizado por Proyecto Joven de Proyecto Hombre Baleares tienen diagnosticado un Trastorno de Hiperactividad con déficit de atención (THDA). Este dato supone una prevalencia superior a la que se registra para población infantil en esta comunidad (4’6%). Del 80% de los usuarios que reconocen consumos habituales y problemáticos (de 4 días o más por semana) del “Programa de Apoyo para la transición de la adolescencia de Proyecto Hombre – PREVIA“ realizado en Granada, se da una prevalencia del 10% de brotes psicóticos relacionados con el consumo de cannabis. Todos estos efectos acarrean consecuencias como problemas familiares, de conducta y un bajo rendimiento académico o laboral. Según el estudio llevado a cabo en Proyecto Joven de Baleares, el 100% de los consumidores de cannabis en tratamiento a partir de los 18 años, no han superado el primer ciclo de ESO. Este dato, coincide con la investigación publicada en “The Lancet Psychiatry” en 2014, pone de manifiesto que los jóvenes de menos de 17 años que consumen cannabis todos los días tienen un 60% más de riesgos de no terminar sus estudios secundarios que los que no lo hacen nunca. El mantenimiento de los estudios se posiciona como un factor de protección clave. Perfil de consumidor joven de cannabis de Proyecto Hombre: entre 16 y 22 años, 25% son mujeres y conviven en el entorno familiar El rango de edad de chicos y chicas atendido/as en los dispositivos Proyecto Joven por consumo de cannabis en 2015, es de 14 a 24 años. El grueso se concentra entre 16 y 22 años y la edad de inicio está entre los 12 y 13 años. A pesar de ser principalmente varón, el cannabis se configura como sustancia de referencia entre las mujeres jóvenes. Un 25% de las personas tratadas son mujeres, reforzando la idea de que es en las sustancias socialmente más aceptadas, como el alcohol o el tabaco, donde se incrementa el consumo femenino. El 76% de éstas pertenecen a un entorno socio-familiar estructurado y no evolucionan hacia el policonsumo. El 84% de los jóvenes atendidos vienen de una estructura socio-familiar estable. “Los jóvenes que demandan tratamiento en Proyecto Hombre tienen un común denominador, que es la demanda familiar de adquirir responsabilidades en su vida” explica Luis Bononato, presidente de la Asociación Proyecto Hombre. “Es clave la importancia de la familia en el proceso de rehabilitación, ya que la mayoría de los jóvenes acuden por la presión del entorno familiar”.
 
 
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